Lynda y su familia tenían la idea de instalar un sistema solar en casa desde hace tiempo. Convencidos del papel de las energías renovables en la transición energética, también estaban interesados en dejar de depender de las fuertes variaciones en los precios del mercado y de las incertidumbres de la red. Comentándolo con sus vecinos y llegaron a la conclusión de que podían unir esfuerzos. Agruparon las dos instalaciones en un solo proyecto, compartiendo el concepto y la compra de materiales para lograr un presupuesto más eficiente.
Reducir la dependencia de la red pública, pero sin aislarse del todo, esa era la idea de Lynda. Como operadora de la fábrica Studer, conocía bien las ventajas de una instalación solar autárquica, lo suficientemente potente como para alimentar los consumos eléctricos del hogar, incluida la bomba de calor con energía limpia y renovable. «Queríamos reducir nuestra huella ecológica y protegernos de los precios fluctuantes de la electricidad y los combustibles derivados del petróleo, además de ahorrar dinero», -explica Lynda.
La familia de Lynda compartió su opinión con sus vecinos, que estaban buscando alternativas para dar el paso y poder gestionar su propia energía. Hablaron con smartsuna, una empresa local que apoya la implantación de sistemas de autogestión solar en la región. Gracias a un estudio de dimensionamiento y estimación, se les propuso una solución similar y pudieron compartir los costes en un único proyecto que incorporaba las dos instalaciones independientes llave en mano.
Al instalar un next3 inversor/cargador, diseñado para funcionar tanto en la red como fuera de ella, podrían elegir cómo utilizar su energía. El sistema cubre de forma inteligente las necesidades energéticas, ya sea para las cargas directas, como las luces o los electrodomésticos, pero también para calentar la casa o incluso para cargar un vehículo eléctrico. «Éramos conscientes de la inversión que suponía, pero hemos optado por un producto de alta calidad que asegurará el mejor rendimiento a lo largo de los años. Lo sé de primera mano, ya que llevo más de 20 años trabajando en la fábrica. Somos una empresa local que da mucha importancia a la relación con el cliente, incluida una asistencia técnica muy rápida. Puedes olvidarte literalmente de tu instalación durante años», añade Lynda.
Poco mantenimiento, grandes ventajas
Lynda y su familia son ahora en gran medida independientes de la red, lo que significa que se autoabastecen de energía solar. Anualmente, más del 80% del consumo procede de la energía solar, incluso en invierno. Esto supone una reducción de 2,4 toneladas de CO2 al año. Las fluctuaciones de productividad dependen de la temporada, debido a la meteorología y a los picos de consumo. La incorporación de baterías al sistema permite almacenar la energía producida. Si el almacenamiento está lleno, el excedente se vende a la red pública. «El beneficio económico es evidente para nosotros, y este bajo mantenimiento no tiene precio», explica Lynda.
Instalar un next3 como el de Lynda es rentable en aproximadamente unos 10 años. En comparación con una instalación puramente solar sin almacenamiento e inversor-cargador inteligente, que se acerca más a los 20-25 años, el retorno de la inversión es relativamente corto.
Tanto la familia como los vecinos de Lynda están ahora tranquilos, ya que han asegurado su suministro eléctrico para los próximos 20 o 25 años. La instalación es muy estable y busca la mayor autosuficiencia posible. Su factura eléctrica se acerca a 0 aunque los precios de la electricidad sigan subiendo. Y su suministro eléctrico completo está asegurado en caso de un posible apagón.
